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Grupo Paso viviente
Al llegar Jesús al Calvario lo desnudaron y, como condenado a muerte, le ofrecieron vino mezclado con mirra (narcotizante). Después le situaron el madero horizontal (patibulum) por detrás de su cabeza y le ataron los brazos para facilitar el enclavamiento.
Asegurados de que el reo no se moviese, los verdugos le clavaron las manos al madero, atravesando los huesos de las muñecas. Una vez clavados completamente, los extremos sobresalientes se remacharon.
A contiunación, izaron el madero horizontal con Jesús enclavado de manos hasta fijarlo y asegurarlo en un palo vertical (stipes) situado en el lugar de ejecución. Por último sujetaron sus pies y lo colocaron de modo que las rodillas quedasen dobladas, para después atravesarlos con un solo clavo más largo. De los datos evangélicos se deduce, que la cruz sería "inmissa" o "capitata" no de mucha altura, y sobre ella, según constumbre, pondrían el "titulus" con el motivo de la condena.
La crucifixión debió realizarse en pocos minutos y para ello no harían falta más de 3 0 4 verdugos. El crucificado, para evitar la asfixia, tendría que hacer grandes esfuerzos para levantar su cuerpo, pendiente de los brazos, apoyándose sobre el clavo que sujetaba los pies. Por ello, cuando querían rápidamente acabar con la vida del crucificado, los verdugos quebraban sus piernas (crucifragium), los verdugos no estaban obligados a seguir una técnica fija.
En el caso de Jesús la muerte fue certificada por una lanzada en el costado.
El oficio de crucificar era propio de soldados romanos a la orden de un centurión. Después de la ejecución, custodiaban al crucificado, para que nadie lo bajase de la cruz, ni siquiera para sepultarlo, si no era con una autorización especial.
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